jueves, 9 de octubre de 2014

EL MAYOR ESCÁNDALO DE LA CIENCIA CUBANA : Toda la gloria tecnológica de Cuba cabe en un grano de maiz "transgénico"

Porque comparto la misma comida tengo el derecho a llorarme por dentro.
 ¿O tú prefieres que diga mentiras cuando nos fallan los experimentos?
(Buena Fé; "Gracias por el Fuego)

Corría el año 2009. Todavía estaba en su apogeo uno de los grandes escándalos ambientales de Cuba, la introducción y posterior diseminación por los ecosistemas del clarias o pez gato africano. Fue entonces, cuando todavía era estudiante de Biología en la Universidad de La Habana, que supe y comencé a seguir un nuevo peligro ambiental y humano que se cernía sobre nuestra sociedad: la aprobación de una licencia ambiental para la siembra de maíz transgénico.
 ¿Qué tenía en común este nuevo peligro con la introducción del pez gato? Pues que al igual que en el caso de la resbaladiza sabandija acuática, los científico de las instituciones reguladoras fueron presionados por un poder abrumador y totalitario para aprobar la licencia; no se realizaron consultas ni se le dio participación a la población; y se trataba de un organismo capaz de burlar la bioseguridad, ya que el polen del maíz se dispersa por el aire.
 Decidí seguir el desarrollo del caso tan de cerca como pudiera, pero con mi graduación en ese mismo año y mi regreso a mi natal Santa Clara no fue mucho lo que pude hacer a pesar de la conciencia del peligro que todos corríamos. Alguien debía hacerle frente a ese poder oscuro y aplastante que se imponía a las más justas causas humanas y ambientales, forzando a científicos e instituciones a hacer su voluntad una y otra vez.
 Por fortuna, el casi absoluto silencio mediático fue roto en mayo de 2010 por un artículo sobre la siembra de maíz transgénico en Sancti Spíritus, publicado en Juventud Rebelde por el periodista Miguel Ángel Val
¿Aquellos que se frotan las manos con la introducción de transgénicos en Cuba o quienes tienen una posición antitransgénicos? Preguntas que quedarían sin respuesta por un tiempo.
 Poco más de un mes después de la publicación del artículo de Funes en Rebelión, el 15 de septiembre de 2010, un grupo autoconvocado de científicos nos reunimos en el Centro Nacional de Seguridad Biológica (CSB), para exponer a los directivos de esa institución reguladora nuestras preocupaciones, y pedir una moratoria para los transgénicos en Cuba, especialmente el maíz. Participamos, a título personal, biólogos, médicos, agrónomos y periodistas, entre otros profesionales. Fue la primera reunión con estas características en la Historia Ambiental de Cuba. Por la parte institucional participaron Juan Carlos Menéndez, director del CSB; Ulises Fernández Gómez, director de la Oficina de Regulación Ambiental y Seguridad Nuclear (ORASEN); y Orlando Rey Santos, director de la Dirección de Medio Ambiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente(CITMA). Este último funcionario decidió escapar, digo, retirarse raudo y veloz luego de su intervención, sin escuchar a los demás participantes.
 En esa reunión fui el participante más joven y, aunque ya me desempeñaba hacía un año como profesor de la carrera de Biología de la Facultad de Cien-cias Agropecuarias de la Universidad Central de Las Villas (UCLV), hice mi intervención a título personal, como ciudadano preocupado por el cuidado del medio ambiente.
 Allí planteé varias de mis preocupaciones. Hice notar que en la Estrategia Nacional Ambiental no existía ningún acápite referido a los transgénicos. Consideré que debían publicarse informes anuales sobre la situación de la transgénesis en Cuba. Referí que aumentar la producción de alimentos no justifica la producción de transgénicos, que existían otras variantes a explorar antes de promover el uso de los mismos, y que hoy se trataba del maíz pero mañana sería la soya. Sabía que todos estábamos del mismo lado, pero no tuve más remedio que poner a los directivos del CSB contra la pared. Denuncié ante los presentes las violaciones del proceso de autorización y dije en forma de preguntas: ¿Existieron presiones sobre el CSB para la autorización del maíz transgénico? ¿Fue obtenido por cruzamiento tradicional a partir de semillas de una variedad transgénica interceptada en puerto? Luego de más de una década, el pueblo cubano comienza a descubrir que la soya y el maíz transgénicos forman parte de su dieta.
 ¿Esto constituía un robo de biotecnología? Todas mis preguntas dieron en el blanco, pues no pudieron ser respondidas. La respuesta, inaudible para mis oídos, vino de los pasillos, luego de terminada la reunión:¿Cómo se enteró? Pues como mismo me entero de todo: por telepatía.
 Expuse que una violación como esta podía devenir en problemas de reclamación de patentes a nivel internacional, lo cual dejaría a Cuba en muy mala posición. Recordé que Cuba es un ejemplo para muchos países, fundamentalmente de América Latina, y que esta influencia podía ser muy negativa y dejar muy malparada a la comunidad científica cubana.
 Exigí tener acceso a toda la documentación existente respecto a la licencia ambiental para su revisión, y expresé la posibilidad de demandar a personas o instituciones que tuvieron que ver con la liberación de este producto al medio ambiente. Allí denuncié también las nuevas acciones de la garra peluda, que censuró sendos artículos sobre los transgénicos en las revistas Juventud Técnica y Bohemia, los cuales nunca fueron publicados.
 Poco se avanzó en aquella reunión. La propuesta de una moratoria contra los transgénicos no fue aceptada, en cuanto a la documentación solicitada, toda era restringida y solo estaba disponible el resultado del proceso de evaluación: la ya conocida aprobación dela licencia ambiental.
 El 6 de octubre varios volvimos a la carga, esta vez en el Centro Dulce María Loynaz, en el Vedado habanero, donde se desarrolló un encuentro como parte delas actividades por el Día Mundial de la Alimentación, dedicado a los transgénicos y a la seguridad alimentaria en Cuba. Allí alcé de nuevo mi voz, compartí  mi terrible sensación de peligro y repetí mis denuncias. Desgraciadamente no participó Marcio Porto, representante de la FAO en Cuba, quien estaba invitado como panelista.
 Mi tercera y última batalla pública fue en otro espacio autoconvocado y autorganizado, el V Foro Social del Observatorio Crítico, una organización independiente de mentes y espíritus poderosos, que no ha podido ser aplastada por la Seguridad del Estado a pesar delas persecuciones y hostigamiento a varios de sus miembros. El 26 de marzo de 2011, en Cocosolo, Marianao, disparé” mis Riflexiones sobre los transgénicos en Cuba.
 Las acciones de la Seguridad del Estado no se hicieron esperar, acciones que fueron la respuesta a la pregunta de Funes Monzote.  Yo, el antitrans, era el enemigo. Lo que estos miserables nunca imaginaron fue que gracias a mis habilidades telepáticas pude seguir sus acciones en tiempo real. Gracias a la labor de sus soplones me ficharon y, ni cortos ni perezosos, me mandaron a matar. Hicieron contacto con la UCLV y orientaron invadir la privacidad de mi correo y de mis accesos a internet. ¿Qué importaba aplastar mis derechos humanos, si yo era el enemigo? Los resultados de su investigación fueron notificados al decano de mi Facultad, según su propia declaración oficial, el 11 de abril de 2011, algo que yo no supe hasta un mes después, el 10 de mayo, cuando me expulsó de la UCLV. Sorprendentemente, ya el 12 de abril, a un solo día de ser violado mi derecho a la privacidad, le escribí a un amigo por mi correo que los segurosos me persiguen, pero lo hacen tan mal que es imposible no darse cuenta. Por segurosos quise decir oficiales de la Policía Política. Mi castigo fue la expulsión, cosmética y legalmente llamada separación definitiva de la entidad. Por supuesto que no podían hacer toda la tormenta solo de mi participación en el evento del Observatorio Crítico. El decano se apoyó sobre todo en imágenes e informaciones con contenido ofensivo para terceros, que aparecieron fortuitamente en mi muro de Facebook, bajo la autoría de un misterioso Leo Poldo.¿Casualidad? ¡Qué conveniente! Ah, pero lo mejor estaba por venir. Mientras agitaba el legajo acusatorio en el que se había basado para expulsarme, y que nunca se me permitió leer, me espetó que: estas personas fueron o son altos dirigentes de la Revolución Cubana.... Error fatal que echó por tierra todo el esfuerzo oculto de la Seguridad del Estado, cristalizado en el inexpresivo sustantivo terceros. Con esa acusación ratificó que mi expulsión de la universidad era por motivos políticos, en franca violación de la Carta Universal de los Derechos Humanos. Desde ese día soy, extraoficialmente, un Perseguido Político. Sin embargo, mi reclamación al Órgano de Justicia Laboral de Base (OJLB) no siguió este camino. En la misma demostré lo absurdo de los argumentos que se habían usado en mi contra, así como la gravedad y falsedad de otra acusación, la de haber revelado en el citado evento público informaciones científicas de ter-ceros, cuando mi exposición en el foro se basó en los artículos publicados en internet. Mi reclamación fue declarada con lugar, y mi sanción rebajada a seis meses de traslado a una plaza de menor remuneración o calificación, con derecho a recuperar mi plaza anterior.
 Fui enviado para el Colegio Universitario de Formación Básica (CUFB), sito en la propia ciudad de Santa Clara. Allí cumplí mi sanción como jardinero, chapeando manualmente áreas verdes y recogiendo basura y desperdicios. Sin embargo, al término de la misma no fui reintegrado a mis labores como profesor, sino que la universidad dio por terminado mi Servicio Social, y el Jefe de Departamento de la carrera de Biología, violando lo establecido, me otorgó la calificación de insatisfactorio en mi Adiestramiento Laboral, aun sin haberlo terminado. A pesar de que había cumplido una sanción que me rehabilitaba, solo querían deshacerse de mí. Así estaba orientado por los órganos represivos.
 Hice una nueva reclamación al OJLB, donde esta vez sí valoré las violaciones contra mí cometidas desde el punto de vista de los Derechos Humanos, y les dejé copia impresa para el disfrute intelectual de los represores. Como no logré un resultado significativo, decidí que no valía la pena continuar a niveles superiores una reclamación que nunca disfrutaría de justicia en este sistema despótico y totalitario. Unos meses después me uní al Foro Antitotalitario Unido (FANTU), actual Unión Patriótica de Cuba.
 Hoy vuelvo a pelear una batalla necesaria, ante el avance galopante del antiético engendro científico llamado maíz transgénico cubano FRBt1. No puedo callar un día más. Aquí está la verdad: Para obtenerlo cruzamos la variedad cubana FR-28 no transgénica con una variedad transgénica que contenía el evento de transformación TC 1507. Este evento de transformación pertenece a la compañía Monsanto, y su utilización no autorizada constituye un robo de propiedad intelectual y una violación de los derechos de la compañía sobre su transgénico patentado. La creación y continuidad del uso de la variedad FRBt1 es una falta de ética empresarial por parte de lCIGB, una mancha imborrable para la Biotecnología cubana, una falta de ética profesional de los científicos que la realizaron, y una infamia para el Estado cubano por haberla permitido. Además demuestra el doble rasero y la falta de coherencia del gobierno ante la Organización Mundial del Comercio, donde periódicamente Cuba denuncia a Bacardí por el robo de la marca registrada Havana Club, mientras por otra parte hace y deshace a su antojo, ya sea robándole un transgénico a Monsanto o el Microsoft Office a BillGates No consultar a la población su opinión sobre los transgénicos es además una violación del Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología, que Cuba firmó, el cual recoge la obligatoriedad de estas consultas. La negación de información sobre el impacto ecológico de los cultivos transgénicos a la población representa una violación de la Ley 81 de Medio Ambiente. Los más de diez años alimentando a esa misma población con maíz y soya transgénicos sin informarlo son una flagrante violación a los derechos del ser humano, al no tener los ciudadanos el derecho de opción sobre qué comer o qué no. Solo me resta decir: Toda la gloria biotecnológica de Cuba cabe en un grano de maíz transgénico

Carlos Alberto Martínez Muñoz.
 Alumno del Instituto Vocacional de Ciencias Exactas (IPVCE) Ernesto Che Guevara del 2000 al 2003. Graduado de Licenciatura en Biología en la Universidad de La Habana, en el 2009. Profesor de Antropología Biológica, Biología de la Conservación y Trabajo Biológico de Campo II en la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, desde 2009 hasta el año 2011. Expulsado de su cátedra por recibir comentarios considerados subversivos por las autoridades universitarias y gubernamentales en su página de Facebook . Nació y reside en Santa Clara.

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